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Mujer, pobreza, democracia…

Hace 40 años, en 1977, don Samuel Ruiz García, obispo de Chiapas, escribió su legajo “La mujer, pobreza, democracia, presos políticos y menores de edad”

Hace 40 años, en 1977, don Samuel Ruiz García, obispo de Chiapas, escribió su legajo “La mujer, pobreza, democracia, presos políticos y menores de edad” en el que trata de las condiciones de los pobres entre los pobres y hace una puntual denuncia de la pésima condición en que viven las etnias chiapanecas, a las cuales siempre dedicó sus más caros afanes. Fue enviado por el Papa Juan XXIII a San Cristóbal de las Casas, en 1959.

A los 35 años de edad, inició una tenaz labor a favor de los pueblos indígenas que lo llevó a traducir la Biblia al idioma tzotzil y a recorrer todo el territorio chapaneco, por lo que recibió el nombre de ‘tatik’, que significa caminante. Identificado con la teología de la liberación, de la que el presbítero Gustavo Gutiérrez explica: “En la teología de la liberación consideramos que la senda para discurrir racionalmente sobre Dios se halla dentro de una ruta más ancha y desafiante: la del seguimiento de Jesús. Hablar de Dios supone vivir en profundidad nuestra condición de discípulos de Aquel que dijo precisamente que era el camino”. Seguro recibió la influencia de Sergio Méndez Arceo. 

Mujer, pobreza, democracia…

Mucho se ha hablado acerca de la influencia que tuvo en la integración y el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, cuando entró en vigor el TLC promovido por Carlos Salinas; sin embargo, no hay prueba alguna de que haya seguido el camino de la violencia para reivindicar a los pueblos de la América indiana que son víctimas del capitalismo feroz; por el contrario, fungió como intermediario para dar salida al conflicto, logrando la que se firmaran los acuerdos de San Andrés Larráinzar. 

Acuerdo que no se cumplió, pues el gobierno presentó una propuesta alternativa que no correspondía a los términos que fueron negociados tanto por la Comisión de Concordia y Pacificación que encabezó Manuel Camacho, ni los demás organismos concurrente.

Gracias a la tarea de don Samuel, surgieron en México las primeras organizaciones no gubernamentales dedicadas a la protección de los derechos humanos, el primero de los cuales fue el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas a los que han seguido otros igual de importantes para defender a la gente de los abusos del poder.

En reconocimiento a la obra de este obispo entregado totalmente a la defensa de los pueblos originarios de América, el Papa Francisco visitó la catedral de San Cristóbal de las Casas y oró frente a su tumba, señalando la importancia de la obra del obispo Samuel Ruiz García, como fiel seguidor de las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia.

En el legajo documental que hoy cumple 40 años, escribió don Samuel que: “Me aterroriza ser perro mudo [...] Me conmueve la impotencia, la frustración, la impaciencia, la rebeldía de los jóvenes ante las estructuras inoperantes [...] También nosotros, tus obispos mexicanos, hemos anunciado en tu nombre la injusticia de la marginación, de la discriminación, de la pobreza institucionalizada [...] Hemos manifestado los temores de que la violencia de un orden envejecido llegase a provocar la violencia de los oprimidos o impotentes. No entiendo el legalismo, la dureza, la incomprensión, la amenaza, la impaciencia del poder; me confunden sus pasos contradictorios, el empleo de la fuerza violenta, la ausencia de su flexibilidad tradicional. Me hace hervir la sangre la mentira, la deformación de la verdad, la ocultación de los hechos, la autocensura cobarde, la banalidad, la miopía de casi todos los medios de comunicación. Me indigna el aferramiento a sus riquezas, el ansia de poder, la ceguera afectada, el olvido de la historia, los pretextos de la salvaguardia del orden, la pantalla del progreso y del auge económico, la ostentación de sus fiestas religiosas y profanas, el abuso de la religión que hacen los privilegiados”.

Lo dijo en 1977; pero, tiene tanta vigencia como si lo dijera hoy, cuando el mundo está estremecido por la violencia y la desigualdad creciente entre los que tienen en exceso y los que de todo carecen.

La obra de don Samuel, quien falleciera el 24 de enero del 2011, sigue vigente en un mundo de injusticia y de indolencia.