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Más allá de la pesadilla

El ataque cibernético masivo que afectó los sistemas computacionales de más de 45 mil personas, empresas e instituciones de todo el planeta

El ataque cibernético masivo que afectó los sistemas computacionales de más de 45 mil personas, empresas e instituciones de todo el planeta, iniciando por la empresa española Telefónica y que, casi en seguida, se expandió en proporciones nunca antes vistas, llegando a bloquear el acceso a los sistemas de instituciones en los EU, Rusia, España, Italia, China, Vietnam, Reino Unido entre otros, evidenció la vulnerabilidad de la red.

Pero, ese embate, perpetrado el 12 de los corrientes, con ser tan terrible, no es lo peor. Según describen los expertos, se trató de un virus del tipo troyano Wanna Decryptor, que secuestra los archivos del disco duro de la víctima. El contagio del sistema empieza cuando se abre un archivo que lo contenga, generalmente un simpe correo electrónico, y comienza a expandirse por los sistemas de otras computadores en la misma red; infecta todos los contenidos de los discos duros y solicita una recompensa de 300 dólares de EU en bitcoins a cambio de liberar los datos, y amaga con subir el precio si no se paga.

Más allá de la pesadilla

Los científicos y las personas que saben, han hecho abundante serie de interpretaciones acerca de este tipo de extorsión que se realizó a través de la red cibernética; pero, quizá lo más importante sea que se puso sobre el tapete un sistema de pagos que opera más allá del control de cualquier autoridad gubernamental o empresarial y se mueve con la misma velocidad que la trasmisión de datos por medio de la Internet, sin dejar huella.

Se llama Bitcoin al sistema y bitcoin a la unidad monetaria, cuyo valor varia cada 10 minutos, de acuerdo a las operaciones que se vayan registrando y que, a partir de 2009 cuando fue creado por el australiano Craig Steven Wright, identificado en diciembre de 2015, quien confirmó que se escondía tras el nombre japonés de Satoshi Nakamoto, de costar unas cuantas monedas de dólar, se ha llegado a cotizar hasta a los mismos niveles de la onza de oro y que es cada vez más utilizada en actividades que se busca ocultar.

Wright explicó que dado no hay ninguna autoridad central que opere el funcionamiento de Bitcoin, nadie tiene la autoridad para obligar a los nuevos usuarios para revelar sus identidades. Fue diseñada de esta manera para crear una moneda y una red financiera fuera del control de cualquier gobierno o empresa individual; pero, se ha convertido en el sistema de transacción monetaria favorito de quienes actúan en las sombras como es el caso de los piratas cibernéticos que lanzaron el virus que afectó a tantísimos equipos.

El éxito de esta forma de pago ha sido tal que ya hay empresas en la mayoría de los países del mundo en que se vende bitcoins a cambio de la moneda local. En los Estados Unidos, una empresa llamada Coinbase vincula la cuenta bancaria o tarjeta de crédito de los interesados y luego vende las monedas en dólares estadounidenses. Abrir una cuenta con Coinbase es similar a la apertura de un banco tradicional o una cuenta de corretaje de valores, con un montón de verificación de su identidad necesitada. Sin embargo, para las personas que no quieren revelar su identidad, hay servicios como los LocalBitcoins que operan fuera de Estados Unidos, con operaciones prácticamente en todo el mundo.

Lo que ha empujado al alza al precio del bitcoin es que desde que fue puesta al mercado se estableció un tope máximo de 21 millones de monedas, que, por sus características de cifrado y con sistema de circulación P2P, exclusivamente entre iguales, no podrá ser modificado, lo que le da una enorme ventaja sobras las operaciones con las monedas ordinarias, cuya cantidad puede ser operada a conveniencia de las fuentes emisoras.

Además, para empezar a aceptar bitcoin basta solamente crear una dirección Bitcoin, que puede realizarse de manera anónima por cualquier persona con acceso a internet; de ahí que se haya convertido en la forma preferida de realizar transacciones que no son fáciles de rastrear y menos de controlar, pues todo se opera con un ‘token’, esto es un dispositivo electrónico cifrado que va cambiando constantemente para no ser rastreado.