Los demócratas y el cómo no perder la elección

El reto de la campaña de Clinton es mostrarle al mundo “la neta” de cómo serían nuestras vidas bajo el presidente Trump

Chicago, Illinois.— El Partido Demócrata se convirtió en la primer institución política mayor en nominar a una mujer a la Presidencia. Hillary Clinton ha hecho historia y puede continuar en ese sendero si gana la elección del próximo 8 de noviembre.

Si bien mucho se especula de la invencibilidad de Donald Trump, desde mi perspectiva la cuestión que deben resolver los demócratas no es cómo ganar la Presidencia, sino cómo no perder la elección.

Los demócratas y el cómo no perder la elección

La convención de los liberales en Filadelfia ha dejado un partido dividido por la nominación de la impopular Clinton y por el maltrato que la burocracia partidista dio al precandidato socialista-idealista Bernie Sanders. Las cámaras de televisión capturaron desde abucheos a la líder del partido hasta protestas callejeras. Efectivamente, hay división entre las filas de la izquierda, pero nada se compara con la ruptura entre los republicanos por la nominación de Trump.

Creo que si bien la unidad demócrata es un reto, lo realmente complicado no es sanar las grietas partidistas, sino convencer a los votantes independientes de votar en contra de Trump o a favor de Clinton, lo que resulte más efectivo.

El conflicto de identidad entre los republicanos se ha transformado en una amenaza para el mundo y para EU. El diario “The Washington Post”, en su editorial, consideró que “Donald Trump representa una amenaza muy particular para la democracia estadounidense”. Es decir, esa candidatura baja y pueril se ha convertido en un asunto que amenaza al Estado, a la sociedad de este país y al mundo por las implicaciones económicas, militares, comerciales, entre otros aspectos, que tendría si llega a la Casa Blanca.

Por ello, los demócratas tienen en sus manos mucho más que la ambición cíclica de ganar el poder cada cuatro años. En esta ocasión su responsabilidad es salvar la esencia y el alma filosófica e histórica de lo que EU representa. Una tierra de leyes, oportunidad y libertad.

La decisión de designar al senador por Virginia, Tim Kaine, como compañero de fórmula de Hillary refleja el interés de ganar el estado que él representa, así como apelar a los votantes moderados-conservadores que mueren por la destrucción épica que Trump ha infringido al Partido Republicano.

También, los demócratas deben preocuparse por invertir en estados como Pensilvania, Ohio, Wisconsin, entre otros, que no han definido a qué candidato beneficiarán.

Los comerciales de campaña de Hillary muestran lo grosero e inapropiado que es el candidato republicano —una estrategia débil y condenada al fracaso. En su lugar, deben ilustrar casos prácticos y concretos del daño que millones de estadounidenses padecerán si Trump gana.

Aquí una idea, México es el segundo socio comercial del estado de Illinois. Muchísimos productos agropecuarios y maquinaria son exportados desde este estado a México. Habría que preguntarles a los republicanos que se alistan para votar por Trump, ¿cuál será el daño a sus ingresos, empleo y a la base impositiva si Trump inicia una guerra comercial con México?

Los votantes, hartos de los políticos, quieren mandar un mensaje apoyando a un candidato diferente, externo, apuntalando a Trump. Pero los estadounidenses no darán ese paso si su decisión política implica que sus cuentas bancarias queden vacías, si sus empleos se esfuman o si pierden su patrimonio.

Dicen que el atractivo del republicano es que “dice las cosas como son” —falso ya que se ha demostrado que sólo 12% de sus afirmaciones tienen fundamentos. Ahora el reto de la campaña de Clinton es mostrarle al mundo “la neta”, cruel y descarnada, de cómo serían nuestras vidas bajo el presidente Trump.

Habrá quien diga que es una estrategia del miedo, pero en este caso es un miedo bien fundamentado.