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Libre comercio vs democracia

En la demagogia de los discursos políticos, se pretende que la democracia moderna se compone de dos partes consustanciales

En la demagogia de los discursos políticos, se pretende que la democracia moderna se compone de dos partes consustanciales: el liberalismo y el libre comercio; pero, en los hechos, son opuestos y hasta antagónicos. El neoliberalismo y la globalización han sido los causantes directos y promotores de la precarización del trabajo y la drástica caída de los niveles de vida de las mayorías que generan la riqueza con el arduo sudor del lomo.

En los países en desarrollo, que se han convertido en consumidores cautivos de los bienes y servicios de los industrializados; en simples maquiladoras que ensamblan las partes que vienen de otros lugares, y en centro de operaciones de las grandes empresas trasnacionales, que así evitan las restricciones que existen en sus lugares de origen, los gobiernos, los representantes populares y las instancias de procuración y administración de justicia, sin auténticas convicciones ideológicas, tienen una mayor inclinación a defender los intereses de sus patrocinadores, que son quienes le ayudan a financiar sus campañas, que por la promoción del bien común, y el desarrollo de su propias naciones.

Libre comercio vs democracia

Como recientemente se vio, cuando el gobierno estableció oficialmente un salario mínimo inferior al acordado por los sectores obrero y patronal; para librarse de las obligaciones de la soberanía popular contenida en los textos constitucionales, el poder público se reorganiza en o al servicio de la gran empresa y luego, con absoluto cinismo y desparpajo, se presenta como la víctima de una inexorable fuerza exterior. El ejemplo más claro han sido Luis Videgaray, como secretario de Hacienda y Agustín Carstens.

Los efectos resultantes de estas circunstancias reales que están padeciendo las naciones dominadas por el capitalismo salvaje, es que las promesas y los logros obtenidos a través del orden democrático se ha convertido en una cruel ficción que únicamente sirve para adornar las ceremonias faraónicas; pues, los responsables de la conducción de los asuntos públicos  ha renegado de sus principios, dado que el orden mercantil no tiene principios. La mancuerna de empresario y gobierno sólo atiende al mandato del dinero.

La Organización Mundial del Comercio y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico son la pinza que ha promovido, en conjunto o por separado, los 5 resultados adversos que se observan a nivel mundial y que son prueba de los estragos del libre comercio en los pueblos subdesarrollados: Precarización del trabajo, desastres ecológicos, desempleo, afectación y desaparición de la organización sindical y pobreza.

Estas se explican porque los países subdesarrollados intentan reducir los costos para obtener una ventaja en los precios, mediante el pago de salarios por debajo de la línea de supervivencia, malas condiciones de trabajo, mano de obra forzada y trabajo infantil. Por otra parte, la laxitud o inexistencia de normas ambientales permite a las industrias emitir enormes cantidades de contaminantes al aire, agua y suelos; y el aumento de tecnologías agrícolas y pecuarias para elevar la producción en los países en desarrollo aumenta el uso de plaguicidas y substancias que afectan los cultivos nativos y el suelo.

La idea de que el libre comercio crearía empleos bien pagados en los países del Tercer Mundo, no sólo fue una mentira, sino que está propiciando la pérdida de empleos en los países desarrollados que trasladan sus industrias a donde puedan pagar menos, a veces nomás la comida. Por ello, los sindicatos se han opuesto a estos acuerdos, como el resultado esperado de que han sido neutralizados o convertidos en sindicatos de empresa. Por último, el neoliberalismo y la globalización han generado una pobreza inducida por la desigualdad provocada para concentrar en una cuantas manos la riqueza generada.

El libre comercio no es parte de la democracia; por el contrario, es el mayor obstáculo para que pueda accederse al bien común con la participación de la ciudadanía. El libre comercio es la antítesis de la democracia y México es la mejor prueba de ello, con un gobierno totalmente alejado de los intereses del país y de los paisanos..