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‘La Pepa’, para servir a usted

Tres regalos vienen desde las profundidades de la historia para el pueblo mexicano, al parecer colocados en los armarios de lo inusual

Tres regalos vienen desde las profundidades de la historia para el pueblo mexicano, al parecer colocados en los armarios de lo inusual: La soberanía nacional, el sometimiento del poder a la soberanía popular, la ciudadanía y la educación universal y gratuita. De las Cortes Generales, constituyente convocado por la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino de España (invadida por Napoleón), surge soberbia la Constitución de Cádiz, conocida popularmente como “La Pepa”.

El 19 de marzo de 1812, las Cortes de Cádiz proclamaron que la soberanía nacional residía esencialmente» en la nación, cuya representación política eran las propias Cortes; establecieron la división de poderes, la libertad de imprenta, la abolición de la inquisición, la reestructuración administrativa del reino de España, la división en provincias y su sistema local de gobierno; regularon derechos civiles y todos los demás derechos legítimos de todos los individuos que componen la nación; anularon los privilegios señoriales, decretando la supresión de señoríos, gremios y mayorazgos, y planteando un proceso desamortizador; y, en fin, se realizó todo un proceso de reformas políticas, sociales y económicas, cuyo mayor emblema es la mismísima Constitución.

‘La Pepa’, para servir a usted

A ellas asistieron, como diputados de la Nueva España, dos de los hombres más doctos: don Miguel Ramos Arizpe y fray Servando Teresa de Mier, ambos norestenses con un papel muy relevante. La Constitución consagró el sufragio universal masculino indirecto y como norma superior que organiza el estado-nación, que limita el poder y contiene una declaración de los valores fundamentales, los derechos y las garantías de la sociedad y los ciudadanos; fue el gran ejemplo que Cádiz ofreció a Europa y América.

Es claro que la emancipación de los territorios españoles en América se vio favorecida por la coyuntura bélica y política que vivió España entre 1808 y 1814, y por los procesos posteriores de anulación, restauración y nueva anulación de la Constitución de 1812. La intromisión de Napoleón en los asuntos españoles y la supresión de hecho de la dinastía de Borbón, origen de la guerra de la Independencia española, provocaron, como en España, la aparición de juntas de gobierno en las principales ciudades americanas. Juntas que, si en principio reconocieron la autoridad real de Fernando VII, también propiciaron el comienzo del proceso emancipador; además. la convocatoria y reunión de las Cortes de Cádiz, primero, y la proclamación de la Constitución de 1812, trajeron otra visión a la Nueva España, sobre todo por la influencia de Arizpe y Mier.

Los mexicanos que participaron como diputados a las Cortes entre 1810 y 1821 fueron más de 60, por ello, esta asamblea cobra un significado adicional: no sólo fue catalizador intelectual de ideas progresistas francesas, inglesas y españolas, sino un ensayo en política práctica para varios futuros dirigentes del México independiente. Por ejemplo, entre los diputados se encontraban, además de los citados, Lucas Alamán, Pablo de la Llave, Lorenzo de Zavala y Manuel Gómez Pedraza. Por otra parte, las Cortes dieron a la futura república mexicana la oportunidad de experimentar su legislación innovadora a partir de 1810. De hecho, esta legislación fue la base para la del México independiente, como lo prueba la Constitución de 1824, emitida por el primer presidente, Guadalupe Victoria.

En esta, los diputados mexicanos a las Cortes: Miguel Ramos Arizpe, quien había insistido desde 1811 en que “la educación pública es uno de los primeros deberes de todo gobierno ilustrado y debe ser la base primera de la felicidad general”; y José Ignacio Beye de Cisneros, abad de Nuestra Señora de Guadalupe, quien en 1812, señalaba que “la enseñanza pública de los niños es uno de los objetos principales de un gobierno ilustrado”, tuvieron un papel relevante junto al padre Mier y a Joaquín Fernández de Lizardi (el Periquillo Sarniento).

La Constitución de Cádiz, con ser tan avanzada y humanista, no duró mucho; como no duró la Constitución mexicana del 24, ni ahora la del 17. Siempre hay un retorno al absolutismo y a la dominación de la monarquía o las pandillas seudo aristocráticas.