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Gas descontrolado

El gas licuado propano de petróleo es otro de los insumos básicos cuyos manejos se operan desde la cara oscura de la luna; como dice el Monge Loco, en ese renglón nadie sabe, nadie supo. A la pregunta: ¿Cuánto se consume de gas LP en Reynosa? No hay respuesta. A lo más que se llega a decir es que en México es el segundo consumidor de gas LP por persona y ocupa el cuarto lugar mundial en cuanto a consumo por vivienda.

Recientemente, Víctor Figueroa Aeyón, presidente de la Asociación de Distribuidores de Gas LP del Interior AC (Adigas), al denunciar la venta de gas robado, señaló que: “El producto que se roban entra a nuestro mercado, es decir no se lo llevan a otro país, entonces compiten con las gaseras formales, porque el robado se vende mucho más barato”; pero no pudo dar cifras exactas en cuanto al monto del combustible robado y menos de su introducción al mercado formal porque no hay datos exactos de consumo.

Gas descontrolado

Así como se ignora todo lo relacionado con el mercadeo de este producto (controlado por la empresa productiva del Estado, Petróleos Mexicanos), también se desconocen las medidas de seguridad que se aplican para operar su distribución en zonas densamente pobladas, a las que ocurren pipas para cargar los tanques sean estacionarios o portátiles. Medidas que no han de ser muchas, según se vio con la tragedia en el Distrito Federal.

De acuerdo con los resultados periciales de la reconstrucción de hechos, practicada por las autoridades capitalinas, la pipa de Gas Express Nieto llegó a las 7:15 horas de ayer al área de cocinas del Hospital Materno-Infantil de Cuajimalpa. De inmediato, procedió a abastecer de combustible al nosocomio; pero, una manguera se reventó y, por más que hicieron los despachadores, la enorme presión del gas provocó una nube inmensa que al contacto con una fuente de ignición (aún no determinada), provocó una gran explosión.

Los daños son cuantiosos y es de lamentarse la pérdida de vidas humanas, cuya reseña se dará a conocer en la misma edición; pero, lo que debe ser una poderosa llamada de atención es la forma tan irresponsable en que el gas LP de petróleo se maneja. Si se reventó una manguera, debió haber operado en automático el cierre de las válvulas de seguridad. Si no contaba con ese dispositivo, el operador debió estar al tanto del flujo del gas, para accionar el interruptor manualmente e impedir que la cisterna se vaciara.

Esta tragedia es inconcebible en una ciudad como el Distrito Federal con altos niveles de seguridad; con una empresa como Gas Exprés Nieto, que asegura que actualmente, cuenta con más de 4,000 empleados, 35 plantas distribuidoras en 15 Estados del país: “Esto nos sitúa entra las cuatro mayores distribuidoras mexicanas de gas L.P., dando cobertura a más del 80% del territorio nacional y planeando estrategias para extender nuestra red a todo el país”. Una empresa de tal magnitud con una manguera rota. ¡Gulp!

La comercialización de gas licuado propano no entró dentro del paquete de reformas hechas por gobierno federal, así que, seguirá operando como hasta ahora, con todas las irregularidades que eso conlleva, en perjuicio de una población consumidora totalmente desprotegida. A las mermas por mediciones mañosas y en muchas ocasiones solo a ojo de buen  cubero, debe agregarse el grave riesgo de instalaciones y equipo de reparto en total deterioro. Si no les ponen llantas buenas, menos a instalar válvulas de seguridad. 

El precio oficial del gas LP por kilos varia entre un mínimo de 13.97, hasta 15.67 pesos y de 7.54 hasta 8,46 por litro, dependiendo de la región y el estado de la República. De ahí, supuestamente, los distribuidores ganan un 1.97 pesos por kilo, lo que equivaldría a poco más de 88.65 pesos por llenar un tanque se 45 litros; pero, la realidad es diferente.

Si no se pueden poner controles en pesos y medidas ni en precios, que cuando menos se exijan dispositivos de seguridad que protejan la vida de las personas y su patrimonio, en los que deben incluirse los propios trabajadores de ese negocio que parece tan lucrativo.