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Falta otro muro

Moreira, Padrés, Yarrington, Geño, Medina, Duarte y demás víboras prietas y tepocatas, han venido a resultar aprendices, niños de pecho, bisoños, frente a los colosales saqueos de los miembros de la casta dorada jefaturados por Salinas, el jefe de jefes. Nomás para tener una idea de lo que han saqueado al país, bastaría con recordar que, del 2000 al 2016 ingresaron a México 476,988,564,000 MD, una cantidad singular que se volvió nada.

476 mil, 988 millones, 564 mil dólares, son tantos que solamente la magia de Hacienda en conjunción con el Banco de México y toda la parafernalia de Petróleos Mexicanos pudo ocultar y dilapidar. Si los operadores de la economía nacional aseguran que en este momento la deuda externa de México es de 86, mil 666 millones de dólares, con tantos ingresos por petróleo, ya se hubiera podido pagar, no una, sino 5 veces. Pero, se fueron.

Falta otro muro

Y se fueron para ya no regresar, porque Petróleos Mexicanos ya desapareció, aunque siga siendo un membrete para pedir dinero prestado al exterior. El mayor ingresos por la exportación de crudo se tuvo durante el último año del becario de ingrata memoria, cando llegaron al país, 49,322, millones de dólares; a partir de ahí, ha venido el declive: en el 2012 el ingreso petrolero fue de 46,788,132; en el 2013, de 42,723,191; para el 2014, cayó a 35,855,738; pero, el acabose fue en el 2015, ya con la Reforma Energética aprobada, que se fue hasta los 18,524,409. Ya de ahí todo ha sido en franca picada.

Ciertamente que se han presentado ‘fenómenos externos adversos’; pero, ninguno hubiera tenido tanto impacto si se hubiera invertido algo de lo mucho que se dilapidó en la industria petrolera para encontrar nuevos yacimientos y para optimizar la tecnología petrolera nacional, que en muchas ocasiones demostró ser de punta, como lo señala la historia. México, en 1968, ya tenía plataformas marinas de perforación abisal de pozos.

Al respecto, Jesús González Schmal, al referirse al libro Camisas azules, manos negras, de Ana Lilia Pérez, señala que: “Pocas radiografías tan completas y claras se han tomado de nuestra trágica impotencia ciudadana frente a los asaltantes de la empresa más importante de México, como la que logra Ana Lilia. Petróleos Mexicanos (Pemex) es saqueado por una red interna de delincuencia organizada que ha capitaneado César Nava y los demás sucesores en la oficina del abogado general de la paraestatal, cuyo organigrama con puestos, nombres y actividades hizo público Contralínea desde mediados del gobierno de Vicente Fox”. Se trata de un texto obligado para entender.

Entender por qué durante los tres últimos sexenios los gobernadores tuvieron manga ancha para hacer y deshacer y para robar a manos llenas, sin ningún pudor, sin ningún recato, creando camarillas de parásitos que se creen de sangre azul y que, en lugar de ser servidores públicos, son jefes a los que el resto de los humanos debe rendir tributo.

Como en la canción de José Alfredo: “Yo pa´rriba volteó muy poco; tú pa´bajo, no sabes mirar”. Mientras los de arriba se hartaban con los fondos petroleros, que venían siendo completados con los prestamos gestionados por la pandilla de Carstens-Videgaray-Meade, que ha hecho trizas la economía nacional, mientras aseguran que todo va como una balsa de corcho sobre un mar de aceite; los de abajo se daban gusto.

Lo interesante será saber si los ahora indiciados, cada vez más, van a mantenerse con la boca cerrada, como mandan los cánones de la política a la mexicana, o si van a cantar al compas de una canción ranchera, echando la sopa para exhibir a los políticos que en este momento hacen como que la Virgen les habla. Muchos de los más famosos pillos de la política nacional no han tenido empacho en decir que, si me tocan, abro mi ronco pecho.

Afirmación que no deja de crear cierta preocupación, porque en 30 años de corrupción, son muchos los que se han hecho de mulas a la mala y de aplicarles la ley, ¿Quién va a cerrar la puerta y a cuidarlos? Quizá tendría que pedirse ayuda a Trump para otro muro.