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Estado rebasado

Que durante la visita del presidente de la República a Reynosa, hayan ocurrido dos asaltos bancarios, prácticamente simultáneos y, posteriormente, el estallido de dos granadas en la ciudad de Matamoros, una en el local del Instituto Nacional Electoral y otra en la delegación de la Policía Federal Preventiva, no deja lugar a dudas de que el gobierno ha sido rebasado por la delincuencia, organizada o no, que pal´ caso es igual.

No es necesario mencionar lo que cotidianamente ocurre en prácticamente todo el territorio nacional, para confirmar la aseveración. El Estado está rebasado por varios motivos: la irracionalidad de la guerra que empezó el becario de ingrata memoria y ha seguido el actual régimen, casi sin variación alguna; todos los esfuerzos de la ‘fuerza coactiva del Estado’ se enfocan en la atención a los problemas derivados del tráfico de enervantes, descuidando otras áreas más sensibles y más importantes para la población; por más que se hable de coordinación y operación inteligente de los diversos cuerpos, la verdad es que son muchas las policías especializadas y cada quien jala para su santo; la tendencia centralizadora de los cuerpos de seguridad ha dejado en el desamparo a la gente de la calle, que no sabe a quien acudir, ni quiere hacerlo  por desconfianza; el peso de la inversión en el combate a la delincuencia organizada en los presupuestos no tiene una sólida justificación ni va a acorde a los resultados obtenidos hasta la fecha.

Estado rebasado

Por tales motivos, es bueno un cambio de estrategia. Bien sabido se tienen que no hay mejor maestra que la historia, y la historia indica que cuando el gobierno de los Estados Unidos implementó la Ley Seca, esto es, la prohibición de producir, comerciar y beber alcohol, se desató un pandemonio que tiene como ejemplo los acontecimientos del 14 de febrero de 1929, cuando la ciudad de Chicago atestiguó uno de los acontecimientos más atroces dentro del mundo criminal de aquel entonces : la Matanza de San Valentín.

Finalmente, los contrabandistas de alcohol no fueron aprehendidos por tal delito, sino por evasión de impuestos, dando pie para que el gobierno cambiara su política y el licor fuera legalizado, sin que se ocurrieran las dantescas escenas que pintaban los opositores.

Una de las voces más autorizadas de América, el expresidente José Mugica de Uruguay, fue muy preciso al señalar que: “La violencia que genera el narcotráfico es peor que la droga.  Y ese es el dilema que tiene el mundo, porque si se quiere seguir enfrentando al tráfico de drogas sólo con represión, hay que plantearse otra cosa”. ¿Qué otra cosa? La respuesta la da el mismo exmandatario: “Legalizar el consumo controlado de marihuana que es la droga más usada: la vamos a vender como un servicio donde la gente va a estar registrada,  de tal manera que si estás registrado y vas a un comercio, puedas comprar la cuota que te corresponde. El Estado te tendrá identificado, dará garantías, pero si tu exiges más, el Estado te va a plantear que te tienes que tratar”. El enfoque que da este señor es más humano y tiene que ver con los aspectos de la salud, y no de armas.

Tiempo es ya de que las autoridades de los tres niveles acudan a la lógica para hacer los cambios que sean pertinentes. Una magnífica iniciativa es la de los ‘vecinos vigilantes’ que ya empieza a funcionar en la frontera con la oposición de las corporaciones armadas que dicen estar para garantizar la seguridad de las personas en sus vidas y patrimonio pero que, finalmente, no cumplen, y no cumplen no por falta de voluntad, sino porque se les encomiendas tareas distintas a las que señala la Constitución, en perjuicio general.

Hay un dicho muy certero que dice que: “Pa´que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”. A partir del momento en que se integren corporaciones de vigilancia y disuasión en las poblaciones fronterizas, donde cada vecino será un coadyuvante en la seguridad de su propia comunidades, habrá mas disponibilidad de elementos especializados para cubrir las otras áreas encomendadas a los cuerpos policíacos y demás fuerzas armadas.