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El reto para González Pérez Caravana #43

Ayer, por mayoría aplastante en el Senado (97 de 107 votos), Luis Raúl González Pérez se convirtió en el nuevo titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Abogado por la UNAM, actualmente se desempeñaba como abogado general de esa misma universidad. 

Lo logró al segundo intento. En octubre de 2009 estuvo en la terna junto con Raúl Plascencia y Emilio Álvarez Icaza. 

El reto para González Pérez Caravana #43

Fue director general de Gobierno de la Secretaría de Gobernación durante la gestión de Jorge Carpizo como secretario de Gobernación; fue primer visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos durante la gestión de Jorge Madrazo Cuéllar como presidente de la CNDH. 

Fue el Fiscal del Caso Colosio, quien cerró el caso en el sexenio de Ernesto Zedillo. Su conclusión fue —después de tantos ires y venires— que sólo Mario Aburto mató al excandidato presidencial en 1994. 

Fue en octubre de 1996 cuando el hoy titular de la CNDH tomó declaración al expresidente Carlos Salinas de Gortari durante su auto exilio en Dublín, Irlanda. 

En la CNDH fue primer y segundo visitador, secretario técnico del Consejo Consultivo, director general del Programa de Agravios a Periodistas y Defensores Civiles de Derechos Humanos (donde le tocó revisar el caso de Lydia Cacho), así como director general de Asuntos Indígenas. 

Recientemente se vio envuelto en un escándalo por el presunto plagio de una investigación, denunciada por Enrique Carpizo Aguilar, sobrino del exrector y primer titular de la CNDH, Jorge Carpizo, para supuestamente obtener el título de doctor en Derecho. 

Aunque de la UNAM (otra vez un titular de la CNDH ocupa este cargo), sin duda es de un grupo diferente —y enfrentado— al de Plascencia. 

González Pérez tiene un gran reto en sus manos: recuperar la credibilidad de la CNDH, reafirmar su independencia… y quizá enfrentar un cambio estructural radical. 

Ayer desde Tixtla, Guerrero, partieron tres caravanas de familiares de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, con destino a al norte y sur del país. La idea: que no se olvide que siguen desaparecidos. 

El primer grupo recorrerá Chihuahua, Zacatecas, Jalisco y Michoacán; el segundo grupo se dirigirá a Chiapas, Oaxaca, Morelos y Tlaxcala y un tercer grupo estará en diversas comunidades de Guerrero. 

Todos estos grupos arribarán al DF el próximo jueves 20, cuando oficialmente se conmemora el aniversario de la Revolución Mexicana. 

Desde Washington, Jen Psaki, vocero del Departamento de Estado, al estilo británico de Keep Calm and carry on, nos piden mantener la calma “durante el proceso” en que se investigan estos lamentables hechos, a fin de que las protestas no se salgan de control. 

Ayer en Acapulco, un grupo de restauranteros y hoteleros declararon que ante el negro panorama que se avecina, podrían incluso confrontar a los manifestantes a fin de que se permita la llegada de turistas. 

Ellos insisten en que pedirán la intervención del gobierno federal, toda vez que a las autoridades estatales y municipales, la situación ya los rebasó. 

Interesante es la propuesta de Adolfo Gilly, que presentó en el Foro Internacional Cultura y Paz, y que fue avalada por varios de los asistentes, entre ellos Enrique Krauze y Javier Sicilia: crear una comisión de la verdad, integrada por representantes de organismos nacionales e internacionales, para esclarecer lo sucedido con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. A eso se sumarán muchas más organizaciones en breve. 

El próximo martes 18 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos —según una de las promesas hechas por el Presidente a los familiares de normalistas— podría oficializar la integración de un equipo de trabajo para investigar la desaparición de los 43 alumnos normalistas, y ya con esto, trazar una línea de trabajo. 

Es el primer paso para la coordinación de estos trabajos con el gobierno mexicano. Más adelante se dará a conocer quiénes son los integrantes de este grupo. 

El lunes pasado, el procurador general de la República declaró que la petición de solicitud de asistencia estaba ya firmada. Se le envió a la CIDH, y ésta a su vez la regresó para corregir ciertos aspectos, “el Presidente ya la firmó desde el primer día”. 

De acuerdo con Emilio Rabasa, embajador de México ante la Organización de Estados Americanos, la OEA, los trabajos de este grupo de personas serán por un lapso de seis meses, el cual podría ampliarse. 

Serán tres las áreas de trabajo: búsqueda de personas desaparecidas, líneas de investigación y finalmente, atención a víctimas. 

Producto de estos trabajos —y esto es algo que desde ahora se antoja controvertido, pero necesario— se harán recomendaciones al Estado mexicano para fortalecer las capacidades institucionales para localizar a las personas desaparecidas. 

Ella lo escribió: 

—Soy epiléptica, ese es el gran secreto de mi vida. No por vergüenza, sino porque hubiera sido imposible que alguien contratara a una bailarina epiléptica: Gloria Contreras, gran coreógrafa mexicana, en entrevista a distancia con Francisco Morales. 

En la edición on line, el fideicomiso del gobernador de Chihuahua, César Duarte y esposa, las liberaciones de Acteal y los robos, no de frutsis, en Veracruz. 

katia.katinka@gmail.com 

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