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Elecciones anticipadas

Félix Lope de Vega y Carpio, fue uno de los grandes genios de la literatura a quien el propio Miguel de Cervantes llamó ‘Monstruo de la Naturaleza’, por haber innovado el teatro barroco español con técnicas expresivas anteriormente desconocidas. Uno de sus aportes más novedosos fue la anulación metalingüística de la congruencia por medio de la cual se hace sin hacer, se dice sin decir, se miente con la verdad y se afirma negando.

Ayer, es una de esas sesiones de incontinencia verbal, el presidente Enrique Peña Nieto, sin que viniera al caso, lanzó una filípica en la que asegura que: “No creo que ningún presidente se haya levantado pensando, y perdón que lo diga, cómo joder a México, siempre está pensando en cómo hacer las cosas bien para México”. Como si el propio Lope de Vega lo dijera, cae la expresión de que explicación no pedida, culpa aceptada.

Elecciones anticipadas

Para confirmarlo, vinieron las declaraciones que completaron su discurso: “Sí, hablemos bien de México; no estoy pidiendo que hablen bien del Gobierno, cada quien tendrá su opinión sobre el Gobierno, sobre su desempeño, si hemos cumplido o no. Repito, no caigo en autocomplacencias, soy el primero en reconocer fallas, errores, desaciertos, pero también reconocer avances y logros que hemos tendido”. Eso llama a la reflexión.

Visto lo que se ha visto en los últimos días; por ejemplo, la huida protegida desde arriba de los gobernadores Padrés y Duarte; la escalada de violencia en casi todo el territorio; la elección de los integrantes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación mediante el sistema de cuotas de partido y la ampliación ilegal de su ejercicio en los cargos; las campañas anticipadas de los partidos políticos en pos de la silla presidencial, son evidencia de que el acontecer político nacional no marcha como pudiera y debiera.

De hecho, como los tahúres profesionales, se está haciendo trampas antes de la partida para que, cuando ésta esté en pleno apogeo, todos los resultados sea inexorablemente a favor de la casa. Antes de las elecciones de los próximos dos años, en que el sistema puede perder por rechazo casi generalizado a sus prácticas corruptas y de entreguismo a la plutocracia, de la que forma parte, se han instrumentado los mecanismos para apañar.

Los pillos del Instituto Nacional Electoral, son de sobra conocidos y son los mismos de siempre, con vocación de sastre para hacer trajes a la medidas; lo novedoso son los que han sido elegidos para integrar el TEPJF. Si don Lope de Vega viviera, tendría materia a pasto para recrear nuevas formas de expresión literaria, siempre en un abierto reto a la congruencia. Cada uno de los nuevos funcionarios lleva indeleble el sello en la frente.

Fueron electos: Mónica Aralí Soto Fragoso, del corral de Emilio Gamboa Patrón (PRI); Janine Madeline Otálora Malassis, del PRD; Felipe de la Mata Pizaña, del PAN; Felipe Fuentes Barrera, del PRI; Reyes Rodríguez Mondragón, del PAN; José Luis Vargas, del PRI e Indafer Infante González, del PRD. Algunos sin nada que ver con los asuntos electorales o judiciales; pero, todos ellos viejos consumidores de la ubre presupuestal.

Además de la elección amañada, el Senado les dio manga ancha. No obstante que por acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, en su Articulo 6º., se dice que: “A más tardar el 30 de octubre de 2016, la Cámara de Senadores elegirá a siete nuevos magistrados electorales de la Sala Superior que iniciarán su mandato el 4 de noviembre de 2016; dos de ellos concluirán su mandato el 31 de octubre de 2019, dos más el 31 de octubre de 2022 y los tres restantes el 31 de octubre de 2025. Al aprobar los nombramientos el Senado deberá señalar el período de mandato que corresponde a cada magistrado”, sin más, les ampliaron los plazos a 6, 8 y 9 años, ¡con dispensa de trámite!

En la jerga callejera, eso se llama tender la cama. Cualquiera que pudiera ser el desenlace de los comicios a celebrarse en los próximos dos años, el resultado no puede ser otro que favorecer a los partidos que se han venido repartiendo las cuotas de poder para llevar al país a las terribles circunstancias que se vienen padeciendo. Quizá es hora de preguntar al presidente: ¿por qué el salario mínimo en México, impuesto por un organismo oficial, es tan bajo que resulta ilegal e insuficiente? ¿Eso es bueno?