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El Acuerdo Transpacífico

De la misma manera en que fue modificado el 40 por ciento del texto constitucional, especialmente los artículos 27 y 28, para poner a disposición de los grandes capitales transnacionales la riqueza del subsuelo de México, a cambio de colosales inversiones que habrían de llegar para generar u nuevo milagro mexicano, se está gestando el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, que radicalizará la afectación a los más pobres

De la misma manera en que fue modificado el 40 por ciento del texto constitucional, especialmente los artículos 27 y 28, para poner a disposición de los grandes capitales transnacionales la riqueza del subsuelo de México, a cambio de colosales inversiones que habrían de llegar para generar u nuevo milagro mexicano, se está gestando el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, que radicalizará la afectación a los más pobres.

Como sucedió con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica; con el neoliberalismo y la globalización, este acuerdo viene a beneficiar a los grandes empresarios aliados con el capitalismo transnacional; pero, también, atenta en contra del nivel de vida de las clases populares, que va en picada, haciendo crecer aceleradamente el número de pobres, como lo señalan las estadísticas, que hablan de que en el 2015: “En México hay dos millones más de pobres que hace un par de años”, según informes del Coneval, organismo muy acreditado.

El Acuerdo Transpacífico

Así mismo, con los tratados comerciales crece la desigualdad, haciendo más dramática la brecha entre los que tienen en exceso y los que de todo carecen. Las consecuencias finales no son difíciles de adivinar: más irritación social, más violencia y mayor delincuencia, porque a todo se acostumbra el hombre, menos a no comer. Puede un padre de familia ajustar el cinturón cuando aprieta el hambre; pero, no puede sufrir el hambre de sus hijos.

El presidente Enrique Peña Nieto ha dicho, quizá con buenas intenciones, que: “La firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) reafirma que México es una de las economías más exitosas y competitivas a nivel global, pues formará parte de la mayor zona de libre comercio de todo el mundo. Se prevé que el acuerdo comercial en el que participan 12 países de la región Asia-Pacífico, permitirá colocar productos mexicanos con un valor adicional de 150 mil millones de dólares, hacia su quinto año de entrada en vigor”. Pero, no se refiere a que México no es globalmente competitivo.

No dice que las negociaciones del TPP comenzaron en marzo del 2010 y han sido hechas de espalda a la comunidad de los países afectados. Todas las concesiones que hizo México para estar dentro del acuerdo, se hicieron en secreto y todavía es hora de que se habla de sus virtudes; pero, nada se dice de su contenido específico, mismo que deberá ser ratificado por el Senado, institución que ya se sabe de qué pata cojea, siempre al servicio del amo.

Este acuerdo es promovido por los Estados Unidos, e involucra a otros 11 países: Japón,  Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, México, Perú y Chile. En sus más de 26 capítulos de negociación, el acuerdo busca regular un gran número de temáticas, que van desde el comercio de lácteos, hasta la regulación laboral, pasando por derechos de autor, patentes, inversiones estatales y medio ambiente. El hecho de que todo se haya dilucidado en secreto, es altamente sospechosos; sospecha que luego se corrobora.

El TPP y el contenido de sus textos afecta directamente a la población mundial por que: Limita los Derechos Humanos en cuanto al libre acceso al Internet; genera obstáculos casi insalvables para tener acceso a medicamentos genéricos; Impide el libre y cabal acceso al conocimiento y la cultura; y limita gravemente los plenos derechos de los consumidores.

Obliga a los proveedores del servicio a suprimir contenidos cuando un autor considere que la difusión transgrede sus derechos de propiedad intelectual y el conjunto de compromisos considera la aplicación de sanciones contra aquellos proveedores que no realicen tareas de fiscalización; pero, lo más preocupante es que protege los derechos de las grandes empresas farmacéuticas e impide la comercialización de medicamente genéricos, más baratos e igual de efectivos, lo que encarecerá la medicina popular e institucional y dejará a los enfermos pobres a su suerte. Finalmente, si los consumidores carecen de una protección afectiva de sus derechos orita, ¿qué será cuando enfrenten los abusos de las transnacionales?