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Creo en ti

Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán a partir del primero de febrero de 1922 y fundador del Partido Socialista del Sureste, antecedente del PRI revolucionario

Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán a partir del primero de febrero de 1922 y fundador del Partido Socialista del Sureste, antecedente del PRI revolucionario, no sólo llevó a cabo una radical trasformación política en pos de la justicia social; también dio pie para que en su época se creara la gran corriente cultural que se proyectó a la nación: la trova y la poesía yucateca.

Como el Credo, de Ricardo López Méndez (el 7 de febrero de 1903), quien fue llamado el ‘Vate’ por ser el poeta que vaticina y canta la memoria de su pueblo: “México, creo en ti,/ como en el vértice de un juramento./ Tú hueles a tragedia, tierra mía,/ y sin embargo, ríes demasiado,/ acaso porque sabes que la risa/ es la envoltura de un dolor callado. México, creo en ti,/ sin que te represente en una forma/ porque te llevo dentro, sin que sepa/ lo que tú eres en mí; pero presiento/ que mucho te pareces a mi alma/ que sé que existe pero no la veo”.

Creo en ti

Entre los artistas que rodearon a Carrillo Puerto sobresalen el propio López Méndez, el autor de canciones universales, como Nunca, que musicalizó Guty Cárdenas, Antonio Mediz Bolio, Ricardo Palmerín, Filiberto Burgos, Oswaldo Baqueiro, Alberto Bolio, José Salomón Osorio, Clemente López, Luis Augusto Rosado. “México, creo en ti,/ en el vuelo sutil de tus canciones/ que nacen porque sí, en la plegaria/ que yo aprendí para llamarte Patria,/ algo que es mío en mí como tu sombra/ que se tiende con vida sobre el mapa. México, creo en ti,/ en forma tal, que tienes de mi amada/ la promesa y el beso que son míos. Sin que sepa por qué se me entregaron;/ no sé si por ser bueno o por ser malo,/ o porque del perdón nazca el milagro”.

Al fusilamiento de Felipe, en el año de 1926, López Méndez se traslada a la ciudad de México, donde laboró de periodista, poeta y escritor, además de locutor y publicista. Fundó la XECM en Cd. Mante Tam., primera emisora de tipo rural. Publicaron sus artículos El Diario de Yucatán, El Universal Gráfico, Excélsior, Novedades y El Nacional. De sus libros destacan Estampas de la Historia de México, La imprenta en Yucatán, Lope de Vega. “México, creo en ti,/ sin preocuparme el oro de tu entraña;/ es bastante la vida de tu barro/ que refresca lo claro de las aguas,/ en el jarro que llora por los poros,/ la opresión de la carne de tu raza. México, creo en ti,/ porque creyendo te me vuelves ansia/ y castidad y celo y esperanza./ Si yo conozco el cielo es por tu cielo,/ si conozco el dolor es por tus lágrimas/ que están en mí aprendiendo a ser lloradas”.

Don Alfonso Reyes, cumbre altísima de la literatura mexicana solía decir acerca de esta poesía:: “En ella, la voz de López Méndez se convierte en voz de su pueblo y ejerce así su más alta función”. Este poema fue grabado para la RCA Víctor por El Declamador de América, Manuel Bernal. Gonzalo Soto Pérez lo grabó también para EMI MUSIC, en 1967. “México, creo en ti,/ en tus cosechas de milagrería/ que sólo son deseo en las palabras./ Te contagias de auroras que te cantas./ ¡Y todo el bosque se te vuelve carne!/ ¡Y todo el hombre se te vuelve selva! México, creo en ti,/ porque escribes tu nombre con la X/ que algo tiene de cruz y de calvario;/ porque el águila brava de tu escudo/ se divierte jugando a los “volados:/ con la vida y, a veces, con la muerte”.

Ricardo López Méndez falleció a los 86 años en la ciudad de Cuernavaca, Mor., el 28 de Diciembre de 1989. Compuso más de 150 poemas, muchos de ellos musicalizados por los arreglistas más destacados de la época, como Palmerín y Esparza Oteo. “México, creo en ti,/ como creo en los clavos que te sangran:/ en las espinas que hay en tu corona,/ y en el mar que te aprieta la cintura/ para que tomes en la forma humana/ hechura de sirena en las espumas. México, creo en ti,/ porque si no creyera que eres mío/ el propio corazón me lo gritara,/ y te arrebataría con mis brazos/ a todo intento de volverte ajeno,/ ¡sintiendo que a mí mismo me salvaba! México, creo en ti,/ porque eres el alto de mi marcha/ y el punto de partida de mi impulso./ ¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,/ como la voz que salva/ y como el ancla...!