Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

Corte Real Mexicana

En España las cosas no van bien para la Corona. La gran molestia del pueblo español se debe a que les vendieron la idea de que al entrar a la Eurozona se les iban a resolver todos sus atrasos y podrían entrar con el pie derecho a ser una economía de primer mundo, cosa que ahora sabemos no ocurrió.

En España las cosas no van bien para la Corona. La gran molestia del pueblo español se debe a que les vendieron la idea de que al entrar a la Eurozona se les iban a resolver todos sus atrasos y podrían entrar con el pie derecho a ser una economía de primer mundo, cosa que ahora sabemos no ocurrió. 

Pero lo ocurrido fue todo lo contrario; el pueblo tuvo a merced de su poder crediticio una gran cantidad de productos sin aranceles que les generó un endeudamiento alarmante. Los bancos generaron buenas cifras, vendieron bonos de deuda, apalancaron inversiones y luego despertaron al descubrir que todo aquel sueño paradisiaco se había convertido en una pesadilla. Las cuentas por cobrar se volvieron incobrables y debió el gobierno intervenir para su rescate. 

Corte Real Mexicana

Cosa triste cómo funciona el neoliberalismo, los gobiernos que debieran anteponer los intereses del pueblo, en este caso el de los deudores, simplemente decidieron priorizar el rescate de los ricos, por supuesto, como en Grecia bajo las presiones del Banco Mundial, el FMI y el Banco Central Europeo.

Cuando ocurren este tipo de crisis económicas, quien más sufre es el pueblo. Comienzan los despidos masivos, suben las tasas de interés, las deudas se vuelven aún menos pagables y la pobreza comienza a crecer con sus respectivos síntomas, como lo son la delincuencia, indigencia, migración y corrupción.  

España encontró bien pronto en las calles el grito desesperados de miles de jóvenes que se rebelaron contra el sistema económico y señalaron las corruptelas de la clase gobernante, noble y empresarial. Entre ellos a la Infanta Cristina y su esposo Iñaki Urdangarín. La pobreza y la desesperación del pueblo suele ser la cuna de la revolución y las crisis políticas, en España este fue el caso. Mientras el pueblo sufría los embates de sus deudas, la pérdida de casas, embargos, desempleo y falta de oportunidades, los políticos, empresarios y nobles, entre ellos el Rey Juan Carlos seguían dándose la gran vida. Mostraban sus viajes de caza, sus fortunas, sus propiedades y además hacían evidentes sus negocios con fondos del gobierno, como ocurrió a la Duquesa de Palma de Mallorca. Más bien exduquesa, pues el ahora Rey, su hermano Felipe de Bourbon le retiró el título nobiliario, debido al juicio por el que atraviesan su hermana y el esposo de ésta. Quien a su vez recibió anticipadamente la Corona de parte de su padre por la misma crisis que enfrentaba la casa real.

A diferencia de Gran Bretaña, donde la Reina es un activo que significa importantes ingresos, en España se han convertido en un pasivo. Y si en tiempos de bonanza el pueblo les percibía como parásitos, bueno, ahora, crece el aborrecimiento hacia ellos. Digo esto porque en México, país debiera ser republicano, las costumbres de nuestra cúpula empresarial y política se han convertido en una especie de corte real. 

No sé si sea por la costumbre heredada por las cortes prehispánicas o por la época colonial, pero los mexicanos siempre tendemos a permitir una especie de trato real a quienes se ostentan como aristocracia política o empresarial. Que vaya sea dicho de paso, prácticamente se han vuelto una misma cosa.

Las desafortunadas, que digo desafortunadas, grotescas declaraciones del secretario de educación, Emilio Chuayffet, quien pide no oponerse a las reformas del Presidente, porque eso es ofenderlo, me parecen sacadas de una historia de la edad media y dejan perfectamente implícito el punto al que quiero llegar; la mentalidad servil de muchos funcionarios y empresarios que lo único les importa es su beneficio personal sin percibir el desastroso futuro que conllevan tales costumbres.

La fundación de la repúblicas, dónde el mismo pueblo elige quién le gobierne y por cuanto tiempo, se debió principalmente a la enorme brecha entre los nobles y el pueblo. Los nobles lo tenían todo y el pueblo casi nada. Las leyes eran para el pueblo y eximía a la clase noble de todo castigo o justicia. Luego el despilfarro y vida opulenta de esa clase noble sostenida con los impuestos de un pueblo ignorante, pobre y sin derechos fue lo que provocó la fundación del sistema político republicano. 

Eso nos lo han enseñado en la escuela, desde la primaria, pero la mayoría no se da cuenta que regresamos a nuestros orígenes. Hemos vuelto a permitir la creación de una nueva aristocracia que sigue explotando al pueblo, que le quiere mantener ignorante y además exime de la justicia, pero ya no por el linaje sanguíneo, sino por dominio económico. 

En antaño, muchas veces el monarca estaba envuelto por una corte que le maniataba de tal forma que solo servía como parapeto, en otras ocasiones el soberano se convertía en un tirano que sometía a su pueblo a un acatamiento total de sus caprichos. Hoy en día existe esa aristocracia que adula, sostiene y está dispuesta a todo para mantener sus privilegios, solo ahora, el monarca es sustituido cada seis años. Los duques y condes, ahora gobernadores, de igual forma. 

Digo esto, por la última publicación de la revista Hola, misma en España está dedicada a esa clase noble reinante, lleva en su portada nuevamente a la Primera Dama y a su hija, por la graduación de ésta última. Me es imposible desasociar ambos casos, parecen un espejo uno de otro. Lo peor, como fui educado e instruido bajo la perspectiva del orgullo republicano, quizá cometo el pecado de la intolerancia nobiliaria. Pero tal pareciera los responsables del gobierno, electos bajo los principios democráticos republicanos parecen estar muy cómodos con el trato real que reciben de parte de la aristocracia mexicana y como en el caso actual hasta se pudieran ofender si no reciben tales distinciones o si unos vulgares  muertos de hambre, como un servidor, se opone a sus reformas y dictados. 

Un expresidente que bien entendía esto fue Lázaro Cárdenas, quien mandó construir Los Pinos, porque vivir en el castillo de Chapultepec le parecía antirrepublicano. Pero la vida noble debe ser demasiado tentadora para muchos. Tanto que olvidan todo aquello aprendido a través de nuestros maestros de historia. Por eso la tragedia es mayor cuando el mismísimo secretario de educación es quien esgrime tan nefastos argumentos, haciendo gala de su falta de instrucción histórica. 

El trato dado a los Presidentes en México siempre ha sido preferencial y por lo mismo se acuñó aquel término de presidencialismo, para encumbrar al poder ejecutivo sobre los otros dos. El triunfo de la democracia debió cambiar esto con Vicente Fox, pero no fue así, bueno al menos temporalmente, porque de alguna manera los gobiernos panistas se vieron obligados a respetar a la Suprema Corte de Justicia y al Congreso, pero a la vuelta del PRI al poder inmediatamente volvieron a poner bajo resguardo del ejecutivo a los otros dos poderes.

Sólo basta ver como el PRI llevó a cabo un pacto con el PRD y PAN para lograr sus reformas, luego les dio una patada en salva sea la patria, para realizar una elección de estado y lograr mayoría en el congreso. Como también vemos los fallos de la SCJN en favor de las reformas del estado o hasta la inclusión de Medina Mora como Ministro de la misma por recomendación del Presidente de la Republica. 

En este esquema simulador de republicanismo es fácil comparar a los grandes empresarios con la vieja aristocracia, así como la clase política con la antigua corte real. Todo esto mientras el pueblo es sometido a grandes sacrificios tributarios para que estos se den la gran vida. No es posible que graven los alimentos rápidos y al mismo tiempo se compre un avión presidencial de cientos de millones de dólares. 

No es posible lleven a toda la familia política del Presidente a una gira oficial mientras cientos de escuelas públicas no cuentan con techos. Los bonos de los congresistas y los salarios de los ministros de la SCJN son una ofensa para quienes pagamos nuestros impuestos y están pasando penurias para sobrevivir. Y qué decir de los saqueos de los gobernadores como Yarrington, Hernández, Herrera, Moreira, Granier, Medina y otros aun en funciones, cómplices de un sistema que termina protegiéndolos.

Hoy en día el sentido republicano y nacionalista parece haber sido vencido por la apatía del pueblo que está sumergido en sus problemas cotidianos agravados por una recesión económica y una rampante delincuencia, la presión sobre el pueblo mexicano está muy cerca de estallar.  Pero por esa sed de dinero insaciable del cortesano Videgaray pronto también puede caer la Bastilla  mexicana, el pueblo ya pasa hambre y la desesperación es la madre de todas las locuras.  

abeloseguerakernion@gmail.com