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Alcohólicos Anónimos

La literatura de Alcohólicos Anónimos señala que es: “Una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida”. En estas pocas palabras se resume la gran tarea que cumple esta organización universal que se ha mantenido autónoma.

La literatura de Alcohólicos Anónimos señala que es: “Una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida”. En estas pocas palabras se resume la gran tarea que cumple esta organización universal que se ha mantenido autónoma.

El segundo párrafo, dice: “Para ser miembro de A.A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones. A.A., no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias, no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad”.

Alcohólicos Anónimos

Es necesario señalar que Alcohólicos Anónimos es la organización que ha tenido el mayor éxito en la recuperación de las personas que tienen problemas con la bebida y que han convertido sus vidas y las de la gente que les rodea, en un verdadero suplicio.

Es posible asegurar que todo aquel que cumpla el requisito riguroso de querer dejar el alcohol, va a tener buenos resultados con el apoyo de las personas que se empeñan cotidianamente en el mismo propósito. Para el efecto existe un eficaz programa de recuperación, que se complementa con actividades de apoyo mutuo forjadas en el yunque del dolor, la agonía y la desesperación. Sin un deseo auténtico, nada sucede.

En los textos de la literatura de AA se utiliza con frecuencia la palabra ‘recuperación’; es posible que se deba al hecho de que el programa y los trabajos que se realizan dentro de la organización tienden a la restauración de los valores que hacen del ser humano el ser superior. A partir del deseo verdadero de dejar la bebida, se van encontrando los caminos para que las personas recobren todas las facultades de las que fueron dotadas e inicien un nuevo camino en la vida, sin alcohol y, por tanto, sin sufrimiento ni angustia.

Aseguran que, como ocurre con las cosas que son importantes, los inicios son duros y se necesita de verdadero temple para no flaquear; pero, conforme van pasando los días, el horizonte cambia, hasta recobrar la alegría de vivir, de vivir a plenitud cada uno de los momentos de la existencia. No que dejen de existir los problemas, sino que éstos se aceptan, se encaran y se solucionan de la mejor manera posible. Las tinieblas se retiran.

Las experiencias de los alcohólicos en recuperación (aseguran que un alcohólico lo será por siempre), muestran un panorama atroz. Esta enfermedad física, mental y espiritual corroe la personalidad del individuo hasta convertirlo en un guiñapo sin voluntad, sin ilusiones, sin respeto para sí mismo y los demás, sin amor (aunque esté rodeado de gente que lo ama y que sufre al ver su condición). Su vida se convierte en un infierno de horror, ansiedad, desesperación y angustia; cree que sólo el alcohol puede sacarlo de ahí y es éste el que lo ha llevado a esa condición. Confunde a Satán con su Ángel Guardián. 

Lo más dramático de la vida de un alcohólico, dicen los testimonios, es que solamente registra en su mente los momentos en que empieza a beber, cuando al alcohol hace las veces de un lubricante social y se vuelve amable, generoso, amistoso y hasta gracioso; pero, deja de tener conciencia cuando el alcohol trastorna su personalidad y se torna agresivo, grosero, cruel y despiadado. Las consecuencias las paga su familia: su padre, su madre, su esposa, sus hijos, etc., que deben soportar su locura extrema y peligrosa.

Al siguiente día no recuerda nada; pero todo su ser está sumergido en un mar de pesadumbre del que, cree convencido, sólo puede sacarlo la bebida, reanudando un círculo perverso que se refleja en todo cuanto le rodea: familia, amigos y trabajo.

La mayoría llega a AA cuando el sufrimiento se torna insoportable y, si quieren dejar de beber, ha encontrado el camino. Hubiera sido mejor encontrarlo antes, pero el alcohol es un poderoso señor que se defiende a rajatabla.