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Urgen acciones efectivas contra la inseguridad

La semana laboral que hoy termina, por causa de las balaceras, “colgados” y mantas con ofertas de hacerle el trabajo a la policía se sumó una información que es vital para el funcionamiento de la ciudad como lo es la gasolina, que como todos sabemos, hay dos precios: la subvencionada, que es a 12.89 el litro y la que no cuenta con ese subsidio, que se expende a 15 pesos y fracción.

Y como no todos los expendedores del combustible tienen capacidad económica para aguantar vender a 12.89 mientras Hacienda les regresa los tres pesos que por cada litro tienen ellos que financiar, algunos bajaron sus ventas al no aceptar el subsidio y otros amagaban con cerrar temporalmente como una medida de presión.

Urgen acciones efectivas contra la inseguridad

Se sabe que de las más de cien gasolineras que hay en la ciudad, unas 40 si puede aguantar mientras Hacienda les regresa el subsidio. El problema es que si las otras cierran o limitan el servicio causan problemas de abasto pues con las que son de franquicia, no le dan batería a las casi 200 mil unidades motrices de que consta el parque vehicular de nuestra querida Reynosa.

En pocas palabras, no es cosa menor este asunto de la gasolina que se escondió ante la copiosa publicidad que se llevaron los hechos registrados en la presente semana que ya nos traen otra vez en la incertidumbre. Ya vimos que gozar de seguridad depende de otros factores y no del gobierno que se supone es el que está para garantizarla, pero eso en la teoría o en la Constitución pero que en los hechos no son así las cosas, lo que de pasada me lleva a recordar porqué las autoridades no reflexionan hasta qué punto es conveniente seguir con una estrategia que a lo largo de diez años se ha visto que no es la adecuada para recuperar la paz social,

No con esto quiero decir que debe suspenderse esa estrategia, finalmente también ha arrojado resultados efectivos, pero no en la resolución del problema.

Como que las gentes del gobierno deben reunirse con sociólogos y criminólogos para ver que pitos está pasando pues tirios y troyanos ya han visto que en nuestro México lindo y querido a balazos no se van a acabar a las bandas delincuenciales que, aunque hoy estén compuestas por chamacos descarriados e inexpertos, en bola son un peligro. Ya lo vimos en un problema que hasta ya parece insoluble.

Al columnista se le ocurren muchas cosas, pero guiado por la buena fe, no soy ni por asomo un experto en el trato de este tipo de problemas, pero sí urge que la sociedad civil se reúna con las autoridades, no para escuchar discursos ni aplausos sino para llamarle a las cosas por su nombre y al pan, pan.

Y si no se va a esas reuniones con esa actitud, el problema persistirá.

Recuerdo a EGIDIO TORRE CANTÚ cuando vino a Reynosa estrenándose como gobernador y hubo una reunión en un hotel de la Zona Dorada con las llamadas fuerzas vivas y ahí Egidio a pregunta de un representante de una empresa maquiladora sobre el tiempo que estimaba se resolvería la inseguridad respondió con un lacónico: “No lo puedo decir”.

Huelga decirles la desmoralización que cundió entre los representantes de las maquiladoras, pero para paliar la decepción anunció la creación de la policía estatal acreditable, aunque agregó que el problema de la inseguridad pretender acabarlo de un golpe equivalía a cambiar la llanta de un tráiler, pero a 100 kilómetros por hora. Y nuevamente cundió el desaliento.

Hoy que ya transcurrió el sexenio de Egidio, ni cambió la llanta, ni le alcanzó con los seis años para resolver este problema.

La ciudadanía de Reynosa y la región ya no quiere que le hablen de planes. Ya urgen acciones concretas porque los malandros ya tomaron por su cuenta las calles de la ciudad y encima regresó la incertidumbre por las carreteras.

Los asaltos por la autopista Reynosa-Monterrey hicieron añicos la confianza que ya se tenía en viajar por carretera, una desconfianza que se extendió a las que cruzan por Tamaulipas, aunque ya no se han registrado últimamente asaltos en la que va a Matamoros o en la de San Fernando o en el tramo a Ciudad Victoria o a Tampico, con lo que acaba de pasar en la autopista a Monterrey, la gente anda de nuevo amoscada con el consecuente perjuicio para las economías de ciudades y pueblos a las que conducen las carreteras.

Y por hoy, BASTA.

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gilberto.banda@elmanana.com