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Un arresto injusto y un sacrificio perfecto

Nos encontramos en medio de un período vacacional con motivo de lo que se ha denominado la Semana Mayor o Semana Santa, esto en conmemoración y recuerdo de la crucifixión de quien ha sido capaz de dividir el tiempo en dos eras y aun después de muerto seguir más vivo que nunca: Jesús de Nazaret; en el razonamiento de la humanidad cristiana, es un momento para hacer una pausa en el camino, para descansar y para los más conservadores para meditar en ese sacrificio perfecto y su significado en la vida de la humanidad.

Era la tierra de Israel del primer siglo de la era actual, Jerusalén era testigo del crecimiento enorme de la figura de un líder que rompía todos los esquemas de liderazgo que llevaban y mantenían a los poderosos precisamente en el poder, su mensaje fue y sigue siendo uno de amor al prójimo y del respeto de las leyes divinas de Dios, y su absoluta congruencia entre su decir y actuar lo convirtió en un líder al cual el poder político del pueblo judío lo vio como una severa amenaza ya que el pueblo lo llamaba el rey de los judíos.

Un arresto injusto y un sacrificio perfecto

Un día como el pasado domingo, llamado ahora el domingo de Ramos, Jesús de Nazaret entraba en la ciudad de Jerusalén ante un recibimiento multitudinario, sus seguidores le adornaban el paso con ramas de palma, la multitud era tal que llamó poderosamente la atención de la clase política judía despertando en ellos un poderoso recelo, la gente lo comenzaba a llamar: El rey de los judíos.

José Ben Caifás, sumo sacerdote del Sanedrín lidera la conspiración para atrapar a Jesús y llevarlo a través de un proceso mediante el cual lo “aniquilarían”, logra llegar y contactar a Judas uno de los doce discípulos de Jesús y le pide datos acerca de en qué lugar estarían reunidos en determinada noche para que el mismo los llevara, y mediante un beso en la mejilla delatar quien era Jesús para que se le arrestara. Y así fue como en el monte de los olivos al estar Jesús orando con sus discípulos es arrestado.

Ante la amenaza que según los miembros del sanedrín (Tribunal Supremo Judío), veían en él, acudieron al quinto prefecto de la provincia romana de Judea: Poncio Pilato, para pedirle que se le enjuiciara, los líderes políticos judíos querían que a Jesús se le sentenciara culpable de sedición y se le castigara con la muerte por medio de la crucifixión.

Jesús fue sometido a un exhaustivo interrogatorio por parte de Poncio Pilato el cual prácticamente no encontró culpabilidad en él, el argumento de rebelión y sedición que presentó Caifás no le dio resultado, a pesar de que Caifás afirmó que el pueblo de Judea no tenía más emperador que el César Romano. Pilatos, en cambio, deja que la muchedumbre decida la suerte de Jesús dándoles a escoger entre liberar a un preso de nombre Barrabás o liberar a Jesús. La muchedumbre animada por los sacerdotes escoge la liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús.

Caifás se erigía triunfador ante esta “peligrosa” situación de sedición, por fin el líder que se hacía llamar el rey de los judíos iba a ser aniquilado.

El próximo viernes se recuerda el día en que Jesús fue crucificado, cuando el murió en la cruz la tierra tembló y el cielo se oscureció.

El próximo domingo se recuerda como el día en que Jesús venció a la muerte, es el domingo de resurrección, muy poco le duró el gusto a Caifás y sus secuaces, nunca entendieron que tal como él lo decía, su reino no era de este mundo y más aun, nunca se dieron cuenta que el mismo Jesús los utilizo para que las cosas sucedieran de esa manera y es que tenía que cumplirse lo que ya estaba profetizado.

Así, ahora Jesús reina por los siglos de los siglos, y esta semana santa una enorme cantidad de cristianos celebramos su triunfo, recuerde le motivo de sus días de asueto y regocíjese teniendo un sano tiempo de meditación y esparcimiento con su familia y amigos.

Jesús de Nazaret cumplió así su propia profecía, si, mediante un arresto injusto y un sacrificio perfecto.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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