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¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas?

Desde el principio de mi apostolado, y hasta el día de hoy que ya estoy cerca de las seis décadas como sacerdote, me han preguntado muchísimas veces el por qué a la gente buena le suceden cosas malas, mi respuesta es siempre la misma: “Solo Dios lo sabe”, y la verdad es que Dios nunca ha contestado esa pregunta. Si leemos el antiguo testamento encontramos pasajes donde los profetas preguntaban a Dios ¿Por qué? Y no recibieron respuesta. Incluso cuando Jesús en la cruz preguntaba ¿Por qué me has abandonado? Dios, su padre, no le contestó. 

La verdad es que cuando nos preguntamos el porque de las cosas malas, no esperamos una explicación, lo que de verdad queremos es discutir y argumentar, y Dios no está para entrar en discusiones con sus criaturas. Sin embargo en Isaías (43: 1-3) encontramos la promesa del Señor en las siguientes palabras: “No temas que yo te he redimido, te he llamado por tu nombre porque eres mío, cuando pases por agua no te ahogarás… cuando camines entre el fuego no te quemarás ni las llamas te consumirán. Porque yo soy el Señor tu Dios”, y Jesús contestó a los que le preguntaban el porqué del sufrimiento, “Benditos los que sufren porque ellos encontrarán el consuelo del amor de Dios”. Lo primero que debemos hacer para superar esa gran incógnita del porqué de las cosas malas, es el no culpar a Dios. Debemos reconocer que son errores humanos los que nos llevan a padecer, a veces por no saber discernir entre el bien y el mal, otras por el egoísmo, la indiferencia, la estupidez, la rebeldía, y todas las emociones humanas negativas que a veces nublan nuestro entendimiento. 

¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas?

Enfermedades del corazón, y hasta el cáncer, están ligadas a sentimientos negativos arraigados a la persona. O a veces a la falta de armonía entre el ser humano y su medio ambiente. Cuando el hombre hace algo mal, ya sea con su persona, como dormir mal, comer mal, beber en exceso, fumar, no ejercitarse, etc. O hace algo mal contra el medio ambiente en el que vive, como contaminar el suelo y el agua, las enfermedades aparecen y Dios no tiene la culpa, es culpa del hombre y sus malas acciones. Se sabe que muchas enfermedades tienen su raíz en los sentimientos de culpa, temor, ansiedad, preocupación, estrés, y que una forma de remediar todo eso es entregarnos a Dios y dejar que el nos sane, pero no todos quieren seguir sus mandamientos, a muchos se les hace muy difícil seguir una vida recta y sana, aunque paguen las consecuencias de sus malas decisiones. 

Si estas sufriendo debes reconocer que la autocompasión es un sentimiento negativo y debes decidir no ir por la vida llorando por los rincones y dejándote vencer por la tristeza. No aceptes la derrota y no te rindas ante el dolor, piensa que hay un mundo de gente que sufre hambre, pobreza, desamparo, y que sin embargo continúan viviendo. Dios nos ha dado el coraje para superar la tragedia, salir de nuestros duelos convertidos en mejores seres humanos, con mayor sensibilidad para acompañar a aquellos que sufren y saber impartirles calma y compasión cuando lo necesiten. 

…Y recuerda que Dios te ama y yo también. 

Mons. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Pastor de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. 

Es terapeuta familiar y consejero profesional con licencias.