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Por el bien de nuestra patria

La mayoría de los regímenes socialistas comunistas en el mundo siempre han tendido a ser o convertirse en dictaduras, así tenemos los ejemplos de Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, entre otros.

En la mayoría de estos países la clase política dominante se ha movido dentro de la extrema izquierda del espectro político cuya filosofía va en contra de la empresa privada, del capitalismo y hacen que la planta productiva nacional se convierta en propiedad del Estado.

Por el bien de nuestra patria

El discurso de la clase gobernante es el de hacer que los bienes del país se conviertan en propiedad del Estado, y de esa manera invertir la renta de las empresas estatales en rubros como la salud, la educación, el deporte, la cultura, el arte, la infraestructura, etc., se promete el que el individuo gozara de libertad y de un bienestar común al distribuirse la riqueza del país de manera equitativa.

El gran problema es que si bien es cierto que en teoría podría generarse un verdadero bienestar para la población, por lo general la clase gobernante posee un apetito desmedido de poder de tal manera que al aniquilar la iniciativa privada y estatizar la planta productiva, caen en actos de corrupción en los cuales los líderes se enriquecen y el pueblo se mantiene en un estatus por lo general de pobreza, aun cuando los servicios indispensables de salud y asistencia social están ahí para atender sus más elementales necesidades.

Así es, la clase gobernante por lo general controla los medios de información y le dan a la población la información que el líder aprueba. En Cuba, por ejemplo, aún ahora la calidad del servicio de la telefonía celular es precaria, así como el Internet, los líderes políticos pueden poseer lo que ellos gusten, pero el pueblo no.

En México, estamos en el preámbulo del proceso electoral 2017–2018 el cual regirá la elección presidencial del 2018 y Andrés Manuel López Obrador, quien va por tercera ocasión por la presidencia de la República, tiene una enorme posibilidad de triunfo. Ante la opinión publica él es un político cuya ideología tiende hacia la extrema izquierda y de todos es sabido el hecho de que es un individuo intolerante ante quien piensa distinto a él.

En una democracia siempre va a ser importante el hecho de que la tolerancia del gobernante ante quienes piensen distinto a él, se de para así evitar caer en actos de tiranía (para muestra Venezuela, Cuba y Corea del Norte).

Andrés Manuel cuenta con un discurso sumamente populista, ha prometido salvar al país y dice que es lo que va a hacer de llegar a la Presidencia, sí, dice que es lo qué va a hacer, pero no explica el cómo lo va a hacer.

Dice que va a acabar con la pobreza, que le va a regresar el petróleo a los mexicanos (y por ende su riqueza), que va a disminuir los impuestos. Menciona que en nada benefició al pueblo mexicano la privatización de Teléfonos de México y de la banca, pero se le olvida que cuando éstos eran propiedad del Estado, los funcionarios públicos los saquearon y el servicio que ambos prestaban daba “asco”.

AMLO con su discurso promete prácticamente llevar a la industria privada a ser propiedad del Estado y cuando una empresa es del Estado, se convierte en propiedad de “todos” y de nadie, más que de la clase política dominante la cual se hace rica a costa del pueblo.

Estos son solo unos aspectos de lo que AMLO pudiera representar para México de llegar a la Presidencia, se piensa que sería un presidente intolerante, que estatizaría la empresa privada y que coartaría la libertad de expresión, tal como ahora la conocemos.

Espero que esta percepción, que no solo el que escribe tiene, sino un vasto número de ciudadanos mexicanos, esté equivocada y que de llegar a la Presidencia López Obrador nuestro país no caiga en una presidencia retrógrada.

Eso espero, por el bien de nuestra patria.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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