La carne se desprende de los huesos

Según un artículo publicado en la revista Forbes por Gerardo Villafranco en su edición del 2 de febrero de 2016, la corrupción nos cuesta a los mexicanos alrededor de 347 mil millones de pesos anuales o lo que equivale al 9% del Producto Interno Bruto.

La iniciativa ciudadana llamada 3 de 3 e impulsada por el sector privado para que se convirtiera en lo que hoy conocemos como ley 3 de 3 fue lanzada pensando precisamente en reducir la corrupción que tanto nos cuesta a los mexicanos.

Normalmente cuando hablamos de corrupción pensamos en la clase política en general, es común escuchar hablar en reuniones familiares, de amigos o charlas de café comentarios enfocados a “echarle” a los políticos toda la culpa de la corrupción en nuestro país, sin embargo muchas de las veces quienes hacen estos comentarios se encuentran con medidores arreglados de la Comisión Federal de Electricidad para pagar una ínfima cantidad y tener toda su casa con aires acondicionados de alta capacidad, o se arreglaron con el técnico de la compañía de cable para que les pusiera el servicio en su casa por una módica cantidad; así, la misma sociedad que juzga se convierte en corrupta. Sin duda alguna que existimos gente decente y honesta pero desgraciadamente cada vez somos los menos.

¿Cómo una sociedad que en su gran mayoría es corrupta puede señalar a la clase política pidiéndole que disminuya la corrupción? ¿Con que calidad moral puede la sociedad, en su gran mayoría corrupta, señalar con el dedo a quienes desde el servicio público incurren en actos de corrupción?

El martes próximo pasado se publicó la noticia de que el FBI en coordinación con la PGR había capturado a quien se presume fue el responsable del robo del jersey del mariscal de campo de los Patriotas de Nueva Inglaterra, Tom Brady, el mexicano de nombre Mauricio Ortega quien se desempeñaba como director del diario La Prensa hasta hace una semana. Una vergüenza para México el que este individuo haya incurrido en este bochornoso acto de robo, y más cuando el presidente Trump se ha estado ensañando con el pueblo mexicano con calificativos que rayan en lo ofensivo precisamente señalando que muchos de los inmigrantes ilegales mexicanos en Estados Unidos son ladrones, violadores o criminales. El señor Trump ha de estar diciendo: Ya ven, se los dije.

Por otro lado, la dirigente del Comité Ejecutivo Nacional del PRD Alejandra Barrales olvidó mencionar en su declaración 3 de 3 que era dueña de un condominio en Miami con un valor de 990 mil dólares. 

No se niega el hecho de que la señora Barrales pudiera haberse hecho del dinero suficiente para comprar ese costoso condominio de una manera licita, sin embargo, cuando una persona gana lícitamente su patrimonio por lo general no duda en declararlo y más en una declaración 3 de 3. 

Reza un viejo adagio popular “La burra no era arisca, la hicieron”, y con lo escamada que esta la población mexicana pues existe la enorme sospecha de que un condominio como el que se compró la Señora Barrales, pudiera haber sido comprado con dinero producto de actos de corrupción.

Y para acabarla de amolar en cuanto a actos de corrupción se refiere, y esto es el colmo de los colmos, resulta que dos aspirantes a la fiscalía anticorrupción de la PGR: Angélica Palacios Zárate y Braulio Robles Zúñiga fueron descalificados por parte de la comisión de justicia del Senado de la República por haber plagiado los ensayos que entregaron para postularse. Resulta que los angelitos que querían ser precisamente fiscales anticorrupción, presentaron el mismo ensayo con exactamente las mismas palabras haciendo pensar esto que ambos plagiaron el mismo ensayo de alguien más.

Cuando un cadáver tiene más de tres días se comienza a descomponer, se convierte así en una masa putrefacta y al querer manipularlo la carne se desprende de los huesos. Pareciera que nuestro país, nuestro estado y nuestra ciudad hiede a corrupción ya sea de índole político, empresarial o del ciudadano común; Usted que lee esta columna el día de hoy, salga a las calles de la ciudad y por un instante contabilice los actos que alcance a ver en los cuales se están violando las reglas establecidas, muy probablemente llegará a expresar: Que tristeza, hasta pareciera que la carne se desprende de los huesos.

Hasta la próxima, primeramente Dios.

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