buscar noticiasbuscar noticias

Legisladores de estados fronterizos de EUA cuestionan utilidad del muro fronterizo

Conservadores y demócratas de Texas, Arizona, Nuevo México y California consideran que no es una solución viable

Ningún congresista o senador de los cuatro estados (Texas, Arizona, Nuevo México y California) que colindan con México apoya la construcción de un muro fronterizo. Tanto demócratas como republicanos, según una investigación de The Wall Street Journal, se oponen a la petición hecha por Donald Trump de 1.400 millones de dólares para financiar el proyecto, que fue uno de los pilares de la campaña electoral del republicano.

Legisladores de estados fronterizos de EUA cuestionan utilidad del muro fronterizo

La investigación del Journal revela que entre congresistas republicanos reina el escepticismo en cuanto a una barrera física. Muchos cuestionan su utilidad y, sobre todo, consideran el precio demasiado alto. Además de los 1.400 millones, la Administración de Trump planea solicitar otros 2.600 para el año que viene. “Entendemos la necesidad tener mayor seguridad en la frontera, pero también tenemos una obligación de ser buenos administradores con los dólares de los contribuyentes y por tanto tenemos numerosas dudas”, escribieron la semana pasada dos congresistas republicanos de Texas y Arizona en una carta.

Martha McSally, congresista republicana por Arizona, que dirige el subcomité de Seguridad Nacional enfocado en protección fronteriza, considera que los muros no sirven para mucho a la hora de frenar organizaciones de crimen organizado. La legisladora opina que estos grupos saben superar estas adversidades rápidamente y encontrar otras maneras de continuar con sus actividades ilícitas. Otro congresista republicano, Steve Pearce, de Nuevo México, sostiene que la solución a los problemas debe ser “multifacética y dinámica”.

Un senador por Texas, John Cornyn, y otro por Arizona, Jeff Flake, han alertado sobre el alto coste de la renovación y construcción del muro frente a lo que consideran que es una medida más simbólica que efectiva. “Continuaré examinando otras opciones a medida que avance el proceso”, dijo Flake este viernes en un comunicado. Ted Cruz, senador texano y adversario de Trump en las primarias republicanas, tampoco está convencido. John McCain, uno de los pocos republicanos que ha criticado medidas de Trump a lo largo de los últimos meses, también es escéptico.

A la oposición por argumentos políticos y económicos de los republicanos hay que sumar el evidente rechazo de los demócratas, que citan violaciones al medioambiente y la visión de que EE UU debe adoptar una reforma migratoria, pero no un bloqueo tajante a la inmigración. “El muro es una buena retórica de campaña, pero la campaña ha acabado y el pueblo americano necesita soluciones reales, no un falso sentimiento de seguridad”, afirmó Vicente González, congresista demócrata por California.

Pese a la oposición mayoritaria de los legisladores que mejor conocen la zona fronteriza entre EE UU y México, y que pertenecen a ambas facciones políticas, la Casa Blanca desoye las críticas y sigue impulsando el proyecto. “Siempre habrá circunscripciones dentro de los dos partidos que se enfrenten a asuntos locales, lo entendemos”, dijo Mick Mulvaney, el director de presupuesto de Trump. De todas formas, Mulvaney insistió que esas diferencias entre los congresistas y senadores republicanos deben sortearse porque “saben que (el muro) es una prioridad para el presidente”.

No es la primera vez que Trump se enfrenta a disidencias dentro de su propio partido. Ni que éstas le bloquean sus promesas políticas. El presidente, que durante la campaña alardeó de ser el mejor negociador, ya chocó contra la realidad del Capitolio al ser incapaz de reunir los apoyos necesarios entre los republicanos para reformar el sistema sanitario actual.

La investigación del Journal revela que entre congresistas republicanos reina el escepticismo en cuanto a una barrera física. Muchos cuestionan su utilidad y, sobre todo, consideran el precio demasiado alto. Además de los 1.400 millones, la Administración de Trump planea solicitar otros 2.600 para el año que viene. “Entendemos la necesidad tener mayor seguridad en la frontera, pero también tenemos una obligación de ser buenos administradores con los dólares de los contribuyentes y por tanto tenemos numerosas dudas”, escribieron la semana pasada dos congresistas republicanos de Texas y Arizona en una carta.

Martha McSally, congresista republicana por Arizona, que dirige el subcomité de Seguridad Nacional enfocado en protección fronteriza, considera que los muros no sirven para mucho a la hora de frenar organizaciones de crimen organizado. La legisladora opina que estos grupos saben superar estas adversidades rápidamente y encontrar otras maneras de continuar con sus actividades ilícitas. Otro congresista republicano, Steve Pearce, de Nuevo México, sostiene que la solución a los problemas debe ser “multifacética y dinámica”.

Un senador por Texas, John Cornyn, y otro por Arizona, Jeff Flake, han alertado sobre el alto coste de la renovación y construcción del muro frente a lo que consideran que es una medida más simbólica que efectiva. “Continuaré examinando otras opciones a medida que avance el proceso”, dijo Flake este viernes en un comunicado. Ted Cruz, senador texano y adversario de Trump en las primarias republicanas, tampoco está convencido. John McCain, uno de los pocos republicanos que ha criticado medidas de Trump a lo largo de los últimos meses, también es escéptico.

A la oposición por argumentos políticos y económicos de los republicanos hay que sumar el evidente rechazo de los demócratas, que citan violaciones al medioambiente y la visión de que EE UU debe adoptar una reforma migratoria, pero no un bloqueo tajante a la inmigración. “El muro es una buena retórica de campaña, pero la campaña ha acabado y el pueblo americano necesita soluciones reales, no un falso sentimiento de seguridad”, afirmó Vicente González, congresista demócrata por California.

Pese a la oposición mayoritaria de los legisladores que mejor conocen la zona fronteriza entre EE UU y México, y que pertenecen a ambas facciones políticas, la Casa Blanca desoye las críticas y sigue impulsando el proyecto. “Siempre habrá circunscripciones dentro de los dos partidos que se enfrenten a asuntos locales, lo entendemos”, dijo Mick Mulvaney, el director de presupuesto de Trump. De todas formas, Mulvaney insistió que esas diferencias entre los congresistas y senadores republicanos deben sortearse porque “saben que (el muro) es una prioridad para el presidente”.

No es la primera vez que Trump se enfrenta a disidencias dentro de su propio partido. Ni que éstas le bloquean sus promesas políticas. El presidente, que durante la campaña alardeó de ser el mejor negociador, ya chocó contra la realidad del Capitolio al ser incapaz de reunir los apoyos necesarios entre los republicanos para reformar el sistema sanitario actual.






DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD