Habanos, del comandante Castro para el presidente Clinton

La suerte de una caja de puros Cohiba que el presidente de Cuba, Fidel Castro, envió a su homólogo de Estados Unidos, Bill Clinton, en 1996, a través del entonces diputado Bill Richardson, refleja la sospecha que por más de medio siglo ha reinado en la relación Cuba-Estados Unidos.

Richard Nuccio, el entonces asesor especial de la Casa Blanca para América Latina, recibió una llamada telefónica de Richardson, que recién regresaba de un viaje “informal” a Cuba: “ven”.

Cuando Nuccio llegó a la oficina de Richardson en uno de los edificios del Congreso estadunidense, cuenta que el diputado sacó de una bolsa una caja de Cohiba.

Toma”, dijo Richardson según los recuerdos de Nuccio, que ahora trabaja con el Instituto Nacional Demócrata en Tailandia. “Del comandante (Fidel Castro) para el presidente (Bill Clinton)”, dijo.

Azorado, Nuccio regresó a su oficina del Old Executive Building, aledaño a la Casa Blanca, donde se encuentran, entre otras, las oficinas del Consejo Nacional de Seguridad (NSC), donde entregó el paquete al entonces director del NSC, Anthony Lake.

Éste escuchó y pidió a Nuccio guardar los tabacos en su caja fuerte. Semanas después Nuccio contó:

Llegaron dos tipos enormes del Servicio Secreto que me pidieron tomar la caja y acompañarlos. Fuimos a un baño y ahí rompimos uno a uno los puros.”

Tenían temor a un atentado y a la vez que al impacto político de una apertura que se daba apenas meses después de que la Fuerza Aérea Cubana derribara, el 26 de febrero del mismo 1996, dos avionetas del grupo humanitario anticastrista Hermanos al Rescate, que habían sobrevolado La Habana a pesar de advertencias en contrario.