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EU y Cuba se reconcilian; “Todos somos americanos”, dijo Obama en español

Raúl Castro también anunció el “restablecimiento de las relaciones diplomáticas” y “medidas mutuas”; aún está pendiente el fin del embargo económico contra la isla

EU y Cuba se reconcilian; “Todos somos americanos”, dijo Obama en español
Estados Unidos y Cuba anunciaron el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, después de cinco décadas de una enemistad que puso al mundo al borde de una guerra nuclear en los años sesenta.

En un hecho histórico, que concluye uno de los últimos remanentes de la Guerra Fría, el presidente estadunidense, Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, dieron a conocer, de manera simultánea en Washington y en La Habana, respectivamente, la nueva era en la relación bilateral de ambos países que aún deben resolver el fin del embargo económico contra la isla.

Barack Obama anunció que llegó la hora de poner fin a una política que está “obsoleta” y dijo en español: “Todos somos americanos”.

Raúl Castro —quien asumió el gobierno de la isla en 2006 cuando su hermano Fidel dejó el poder— declaró el “restablecimiento de las relaciones diplomáticas” y “medidas mutuas para mejorar el clima bilateral”.

En el marco del anuncio, el gobierno de EU liberó a los tres agentes cubanos que permanecían presos desde 1988; recíprocamente, la isla dejó en libertad, entre otros, al estadunidense Alan Gross, tras estar cinco años preso, acusado de espionaje.

A los largo de los 50 años de conflicto, México y funcionarios mexicanos fueron la sede y el conducto para algunos de los contactos informales que mantuvieron EU y Cuba.

Unos de esos canales informales incluyeron en 1994 al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari y al escritor colombiano Gabriel García Márquez, quienes fueron intermediarios del presidente William Clinton para enfrentar la llamada crisis de los balseros.



Inicia nueva era entre EU y Cuba

WASHINGTON.— Estados Unidos y Cuba, dos vecinos enemistados, cuya hostilidad política durante más de cinco décadas puso al mundo al borde de una guerra nuclear, anunciaron ayer el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas.

Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, anunciaron simultáneamente en Washington y La Habana el histórico giro en las relaciones, aunque queda pendiente resolver la cuestión del embargo económico (bloqueo para los cubanos) impuesto por Estados Unidos en 1961 como consecuencia de la Guerra Fría.

De pie ante un atril, con traje azul marino y corbata celeste, Obama indicó que llegó la hora de poner fin a una política que está “obsoleta” y dijo en español: “todos somos americanos”.

En su despacho en La Habana, Castro, sentado ante su escritorio y con su uniforme verde olivo de general del ejército, proclamaba el “restablecimiento de las relaciones diplomáticas” y “medidas mutuas para mejorar el clima bilateral”.

Desde que en 1961 Fidel Castro, el histórico líder de la Revolución que dejó el poder en 2006, proclamó la orientación socialista de ésta, las fricciones entre EU y el único país comunista de América fueron constantes y en ocasiones bordearon el conflicto abierto.

Aunque era mirado con desconfianza por los círculos conservadores norteamericanos aun antes de su triunfo en enero de 1959, Castro no sufrió inmediatamente la hostilidad de Washington.

El jefe revolucionario visitó la capital estadunidense pocos meses después de entrar triunfalmente en La Habana y se entrevistó con el entonces vicepresidente Richard Nixon. El entonces presidente Eisenhower evitó el encuentro y se fue a jugar al golf.

Pero la combinación de las medidas de reforma agraria y nacionalizaciones llevadas a cabo en los primeros compases de la Revolución y el hecho de que las primeras oleadas de exiliados se concentraran en el vecino estado de Florida, minaron las relaciones entre esas naciones.

Las nacionalizaciones afectaban a las empresas estadunidenses que prácticamente monopolizaban la economía de la isla desde su independencia de España en 1898 y las grandes compañías azucareras del Norte perdieron sus tierras.

Ya bajo la Presidencia de John F. Kennedy, la Agencia Central de Inteligencia estadunidense (CIA) recibió el encargo de preparar una fuerza de exiliados para invadir la isla y derrocar al régimen comunista. Las ilusiones de acabar con el régimen castrista por la fuerza se aho-
garon en la Bahía de Cochinos.

Pero el embargo unilateral decretado por EU, que restringía prácticamente el crédito y el comercio, empujó a Cuba a los brazos de la Unión Soviética, en cuya órbita política y económica se movió La Habana hasta la caída del bloque comunista.

En 1962, en plena Guerra Fría, la instalación por parte del ejército soviético de bases de misiles en la isla estuvo a punto de desatar una guerra nuclear entre ambas potencias.

Kennedy y el líder soviético Nikita Kruschev alcanzaron un acuerdo para retirar los misiles, aunque con el compromiso de Washington de renunciar a atacar Cuba.

Que no se abrieran hostilidades no significó que se paralizaran las actividades de la CIA en forma de sabotajes —básicamente quemas e introducción de plagas en los cañaverales, entonces la principal riqueza de Cuba, y atentados contra dirigentes revolucionarios.

El propio Fidel Castro se ha ufanado en repetidas ocasiones de haber sido el objetivo de más de 600 planes de la CIA para asesinarlo y en La Habana existe un museo que documenta esas actividades terroristas.

Sin embargo, como ocurre frecuentemente con los vecinos, también se mantuvieron contactos muy discretos.

Según testimonio del escritor y periodista francés Jean Lacouture, poco antes del asesinato de Kennedy hubo intentos de normalizar las relaciones en los que él asistió como intermediario.

El régimen de Castro se orientó hacia una abierta política “antiimperialista” apoyando a los enemigos de Estados Unidos —Argelia, Vietnam, Nicaragua— en todo el mundo. Fue especialmente importante la participación de tropas cubanas en la guerra de Angola en 1975, que contribuyó también al derrocamiento del régimen racista de Sudáfrica.

Con la llegada de Jimmy Carter a la Casa Blanca se produjo un deshielo en las relaciones entre los dos países que hizo que se abrieran en ambas capitales sendas “Oficinas de Intereses” diplomáticos al amparo de la embajada de Suiza.

Pero la crisis de los “balseros” que provocó un éxodo masivo de cubanos hacia Florida y la llegada de Ronald Reagan al poder volvieron a abrir un foso.

De hecho, la única vez que fuerzas regulares de EU y Cuba intercambiaron disparos fue en 1983, en la invasión de la isla caribeña de Granada.

El derrumbe del bloque soviético que tomó por sorpresa a los dirigentes castristas y estranguló a la economía cubana hasta niveles de supervivencia, hizo que el régimen declarara un “periodo especial en tiempos de paz”, que obligó a legalizar el dólar.

Paralelamente, aunque oficialmente el régimen se mantenía como comunista ortodoxo, Castro abrió su política exterior.

El desastre de la economía agudizó la crisis migratoria, que puso en alerta a EU, que temía una avalancha de refugiados.

Con Bill Clinton también se produjeron discretos acercamientos.

Tras el paso dado por Obama y Raúl Castro, queda pendiente resolver la cuestión del embargo, que debe ser tratado por el Congreso de Estados Unidos, al que el Presidente pidió ayer que lo analice.



MEDIDAS A CORTO PLAZO
Las medidas que contempla el restablecimiento de las relaciones entre EU y Cuba contemplan:

- EU abrirá en los próximos meses una embajada en La Habana y realizará intercambios y visitas de alto nivel entre los dos gobiernos.

- El subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental liderará a la delegación de Estados Unidos en la próxima ronda de negociaciones sobre Migración entre Estados Unidos y Cuba en enero de 2015 en La Habana.

- Ampliación de los permisos generales de viaje a Cuba para las 12 categorías existentes autorizadas por la ley.

- Aumento de los niveles de las remesas de 500 a dos mil dólares por trimestre para las remesas de donativos para ciudadanos cubanos.

- Autorización de expansión de ventas y exportaciones comerciales de ciertos bienes y servicios desde Estados Unidos.

- Autorización para que las instituciones de Estados Unidos abran cuentas corresponsales en instituciones financieras cubanas para facilitar el procesamiento de transacciones autorizadas.

- Se permitirá que los viajeros a Cuba usen tarjetas de crédito y débito de Estados Unidos, entre otras.


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