Emprendedurismo social es aliado para afrontar crisis

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En estos días tan complicados, la función del emprendedor es reformar o revolucionar el patrón de producción. Esto es posible mediante la explotación de una innovación –es darle una renovación o nuevos usos a un producto ya existente- o mediante la apertura de una nueva fuente de suministros de materiales o una novedosa salida al mercado para el excedente productivo, o por medio de la reorganización de una empresa. Todas estas son formas de revolucionar la manera de hacer las cosas.

Por otro lado, afirma el maestro Alberto Esteban Arellano Rodríguez, investigador y catedrático de la Universidad Tamaulipeca, los emprendimientos muchas veces surgen de ideas innovadoras personales, es decir, de origen meramente heurístico, sin embargo, se suscriben a la metodología de los proyectos empresariales para ser sostenibles económicamente y viables en lo que concierne a la generación de valor social. Para ello es deseable la capacitación y el acompañamiento durante el proceso de formación de una empresa de tipo social.

El emprendimiento social se enfoca en la innovación y el cambio social; busca un capital base para reinvertir y crecer. Este tipo de empresas confunden a muchos que creen erróneamente que el emprendimiento social corresponde a empresas sin fines de lucro que no requieren generar recursos económicos, cuando en realidad son empresas que necesitan fondos para cumplir su objetivo social, el hecho de obtener una ganancia es sólo un medio para cumplir una meta.