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Cuando la edad no es impedimento

Cincuenta abuelitos y abuelitas de Reynosa se preparan para recibir certificados de primaria, poniendo fin así a una espera de seis y siete décadas. Los adultos mayores en cuestión residen en varias colonias locales y durante el último año participaron en círculos de estudios creados por la asociación civil Corazones Jóvenes.

SINERGIA POSITIVA. Los círculos de estudios para abuelitos funcionan en los mismos domicilios de los clubes de la tercera edad de Corazones Jóvenes.Cuando la edad no es impedimento

Los abuelitos pertenecen a los clubes de la tercera edad de Corazones Jóvenes y la ceremonia de entrega de certificados tendrá lugar el jueves 27, como parte del festejo del Día del Abuelo.

Tres abuelitas que recibirán los certificados de primaria expedidos por el Instituto Tamaulipeco para la Educación de los Adultos (ITEA), brindaron su testimonio sobre lo que para ellas significa haber alcanzado esta meta.

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Reyes Marín Luna, de 68 años de edad, expuso que nunca tuvo la oportunidad de acudir a la escuela, ya que cuando niña y adolescente vivió siempre en el campo.

Señaló que en el ejido Conquista Campesina, perteneciente a Río Bravo, nunca hubo maestros ni escuela, así que quienes vivían allí eran analfabetas.

Fue hasta que Corazones Jóvenes invitó a los abuelitos a cursar la primaria, cuando se animó a participar, aunque ya en otras ocasiones había intentado aprender a leer.

Aseguró que los intentos anteriores resultaron fallidos, porque el personal encargado de atender a los adultos mayores faltaba mucho y también lo hacían los alumnos.

“Ahora que terminé la primaria, quiero entrar a la secundaria aprovechando las oportunidades para ser ejemplo para mis ocho hijos y más de 30 nietos”, concluyó.

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María Inés Montes Lozano, de 71 años de edad, comentó que se crió en el rancho Santa Elena de este municipio y allí tampoco había escuela, así que quienes no emigraron nunca fueron a la escuela.

Afirmó que Juana Alicia Sánchez, presidenta de Corazones Jóvenes, los animó mucho para que se decidieran a estudiar la primaria y aunque al principio les resultó difícil, finalmente lograron el objetivo.

“Lo primero que aprendí porque me interesaba mucho, fue escribir mi nombre, pero después le entré también con ganas al abecedario y a los números; fue una experiencia muy buena y por eso la recomiendo a todos los abuelitos, porque no hay edad para aprender”, subraya.

Expuso que cuando reciba su certificado de primaria espera hacerlo acompañada de algunos de sus siete hijos, 15 nietos y un número que no recuerda de bisnietos.

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Gaudelia Cruz Hernández, de 75 años, refiere que cuando comenzó a estudiar en el ITEA se propuso como meta terminar el proyecto, sin importar las dificultades que enfrentara.

Apuntó que gracias al apoyo recibido de parte del voluntariado de Corazones Jóvenes, logró terminar la primaria, aunque para ella allí termina la educación, pues debido a las múltiples enfermedades que padece no se siente con fuerzas para seguir más allá.

“No estudié en mi tiempo porque no había escuela donde yo viví de niña y de joven, en el ejido Las Negritas, de Guadalcazar, San Luis Potosí, y después tampoco lo pude hacer por dedicarme a atender a la familia”, aseguró.

A los jóvenes los invitó a aprovechar las oportunidades para estudiar que existen actualmente, pues dijo que hoy en día hay muchas escuelas de todos los niveles, así como becas.





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